viernes, 28 de agosto de 2015

¿Por qué apagar incendios, si podemos evitarlos?


Nuestro accionar no siempre refleja lo que estamos buscando. Esto se complica aún más cuando interactuamos en un grupo humano. Nos resulta complicado poder analizar cuáles de nuestras acciones están aportando los progresos buscados y cuáles no.

Para que ciertos objetivos económicos, políticos, funcionales y/o financieros se puedan cumplir es necesario que se cumplan otros objetivos dentro de la empresa y/o fuera de ella. Al ser tantas las influencias, si no utilizamos métodos automatizados que nos permitan tener siempre presente nuestros objetivos, metas y acciones, podemos perder el rumbo y lo que resulta peor, sin darnos cuenta de que lo hemos perdido.

Son muchas las organizaciones que van accionando a medida que se presentan las circunstancias contextuales que impactan sobre los resultados. Muchas veces, la gravedad no reside en los efectos, sino en la acumulación de éstos sin un adecuado accionar correctivo.

A la Dirección de la organización le facilita la apertura de un nuevo camino de diseño estratégico, operativo y táctico. La posibilidad de saber cuál es la situación actual frente a la deseada y evaluar las posibles causas de los desvíos. Permite, además, adoptar medidas correctivas sin demora, exactamente cuando los efectos no deseados comienzan a producirse, evitando comprometer la performance competitiva de la organización.