miércoles, 27 de junio de 2012

Periodo de transición laboral

¿Te enfrentas a un período de transición laboral?

Ya sea porque vas a empezar un nuevo trabajo, acabas de dejar uno y tienes que ponerte a buscar, o estás considerando hacer un cambio de dirección, esta situación te puede hacer sentir insegura y nerviosa, especialmente si no toleras bien la incertidumbre. Hay personas que, dentro de lo que cabe, lo llevan bien y aprovechan ese período para dedicarse más tiempo a ellos mismos, a su familia o simplemente para descansar. Pero muchas otras personas, acostumbradas a una cierta rutina y estabilidad, se encuentran perdidas y angustiadas, lo que te afecta no sólo profesionalmente sino también en el terreno personal.

Si estás en alguna de esas situaciones, quizá estas nueve sugerencias te puedan ayudar:

1. Replantéate tus capacidades. ¿Cuáles son tus prioridades, necesidades y valores en este momento? ¿Tus fortalezas y talentos? Probablemente no hayas pensado en eso en mucho tiempo, absorbida por las obligaciones del día a día, y qué mejor momento que ahora. Plantéate a partir de esa información qué puedes mejorar y, sobre todo, cómo han influido esos factores en tu situación actual, ¿para bien o para mal?

2. Cuídate. Este tipo de transiciones nos afectan mucho más de lo que creemos, así que necesitas más que nunca cuidarte. Sacar tiempo para hacer cosas que te gusten, que te relajen y que te llenen de energía. Cuidarte físicamente haciendo ejercicio o yendo a un spa o similar, socializando… Mímate y deja que te mimen, si tienes la oportunidad. Eso hará que sea más llevadero. No olvides ser paciente contigo misma, tendemos a ser muy duras con nosotras mismas ante una situación de este tipo y nos machacamos con reproches. Las cosas son como son y tu lo has hecho lo mejor que has podido, perdónate y cuídate.

3. Analiza. ¿Qué fue mal, o bien? ¿Qué podrías haber hecho mejor? ¿Qué nuevas opciones se te han abierto? ¿Qué puedes hacer al respecto? Aprende de la experiencia.

4. Céntrate en lo que quieres, y no al contrario. En estos momentos en que te encuentras en tierra de nadie, sin tus rutinas habituales, es fácil empezar a pensar negativamente y centrarte en lo “malo” que ha sucedido. Sé que es difícil, especialmente en determinadas ocasiones, pero intenta mantener la vista en el “premio”, en el siguiente paso a dar. Como dice el refrán “Cuando una puerta se cierra, otra se abre.” ¿Que todavía no sabes lo que quieres? Vuelve a los puntos 1 y 3 y empieza a plantearte cómo podrías aprovechar esta situación, ¿qué te gustaría hacer? Y si estás muy bloqueada, para eso estamos los coaches, entre otras cosas.

5. Encuentra apoyo. Especialmente si tu situación afecta también a tu entorno más cercano. Es hora de quedar más con tus amigos o de buscar ayuda y apoyo profesional, o unirte a algún grupo de personas optimistas que te ayuden a pasar esta etapa. Y sobre todo, evita por todos los medios a las personas que por celos, envidia o lo que sea te intentan hundir o desanimar.

6. Acalla tu cabeza. Es fácil que, en estas circunstancias, tus miedos e inseguridades afloren y esa vocecita de tu cabeza se ponga a decir tonterías. Si te sucede eso, hay que reforzar los mensajes positivos e inspiradores. Lee frases inspiradoras, ve vídeos o películas que te animen y, sobre todo, habla con emprendedores, su mentalidad y energía se te contagiará.

7. Tómatelo como un periodo de despedida. Si lo que dejas ha sido parte importante de ti, puede ser un momento duro. Incluso puedes sentir que parte de tu identidad desaparece, así que acepta que habrá un período de luto, por así decirlo, de despedida. Si lo necesitas hasta puedes crear una especie de ritual o celebración que te ayude a pasar página.

8. Olvídate de cómo se supone que tienen que ser las cosas y acepta como son en realidad. Si te obcecas con que todo tiene que ser de una determinada manera sufrirás más. Las cosas son como son, una pena a veces, pero es así. Acéptalo e intenta mostrar gratitud por lo bueno que hay en tu vida. Cuando te fijas en lo bueno, las cosas se llevan mejor. Un ejercicio muy recomendable es todos los días dar gracias por tres cosas bonitas, agradables o importantes de tu vida. O bien pensar en qué has logrado ese día.

9. Mantén la perspectiva. ¡O cámbiala! Recuerda que en esta vida lo único seguro es el cambio, la estabilidad es casi cosa de la imaginación. Abre tu mente a otras opciones y no le des más importancia a la situación de la que tiene.

martes, 12 de junio de 2012

Participación

El elemento fundamental de la definición del término participación es la de presencia activa de cada hombre en la toma de decisiones.

“La base de la evolución administrativa está sustentada en la participación”

Participar es tomar parte, estar presente en la toma de decisiones, ser parte del éxito o del fracaso de esas mismas decisiones, gozar o sufrir los alcances finales, sentir la empresa como parte integral de mi ser.

Los colaboradores de la empresa, sin importar su nivel, son eslabones que conforman la gran cadena de la organización. Todos los eslabones son importantes y no debemos de hecho considerar, que existan eslabones sin importancia, e incluso ignorarlos como tales.

Para lograr la participación de los colaboradores hay que arrancar del principio de “quererlo”.

La empresa debe querer la participación integral de sus colaboradores en todas las circunstancias y no solo en eventos en que deba llamarlos por ayuda adicional, en estado de desespero y casi por que la situación no da para menos.

A las personas, por naturaleza, les gusta participar y tienen el mayor deseo de hacerlo. Esta cualidad natural hay que administrarla.

El participar hace sentir a las personas interesantes e incluso importantes (Estimulo natural del ego).

Quien entiende la importancia de la participación en la administración general de la empresa, estará mucho más cerca de sus objetivos y de sus logros.